Sunday, April 12, 2009

De No Terminar: Crónica Fumikense de la 2da “Por Siempre en Aguas Abiertas" Competencia de Natación de 5 Km del Club Albatros

Había una comediante que se llama Lotus Weinstock que decía, “Antes, quería cambiar al mundo. Ahora, quiero nada mas dejar el cuarto con un poco de dignidad.”

Esta nadada de 5 km era mi primera competencia en mar abierto. Toda la semana estuve metalizándome, tratando de prepararme para lo que venia. Eran momentos intensos, mezclado con pizcas de tranquilidad. Myrna, quien nada muy bien en la alberca, me comentaba sus miedos al mar y mencionaba como temía a los tiburones. Con estas dos palabras nada mas, un miedo previamente no existente se empezó a engendrar. Y como un granito de arena, se empezó a formar un callo dentro de mi cabeza. No ayudaba que en la junta previa, nos entregaron las playeras del evento, las cuales traían una foto de un tiburón toro, el más peligroso de la especie, en el mundo.

Una semana antes, fuimos a nadar la ruta y pudimos probar como iba a ser la competencia. El oleaje me meneaba, a veces cayéndose en cima de mi cuerpo con fuerza. Pero lo aguantaba. Lo que no aguantaba era el ardor de mi nariz. Lo salado del mar me la hizo arder y tanto que había decidido ir con el doctor quien me iba a remover el estomago para el primer triatlón, para que me quitara la nariz. La sensación era similar a cuando uno tiene una piedra en el zapato: insignificante en tamaño pero como fregaba.

Esto era suficiente razón para que pensara dos veces mi participación en la competencia. Mi entrenador de natación me recomendó embarrar las paredes de las fosas nasales con vaselina.

Un remedio. Esto cambia las cosas.

Ya el día de la competencia, llegué con las fosas bien untadas y me dieron mi número de competidora: 66.

Unos 600 más para ser la marca del diablo.

Pudiera ser que por esta razón me sentía tan tranquila. Me dio fuerza quizá. No lo se. Miraba al mar con un desafío silencioso. Puedo. Debo de poder.

Y luego el anuncio: por cuestiones de tiempo y seguridad, tenían que recortar la ruta y en lugar de una ruta en forma de un triangulo, íbamos a costear. En lugar de 5 km, íbamos a hacer 4. Adentro de mi cabeza, daba gracias que iba a ser más corto.

Arranque.

El silbatazo de las mujeres se sonó ya cuando los varones iban pasando la primera boya, la cual era una pelota naranja, el doble en tamaño de un balón de basquetbol.

En términos de la natación, esto es muy pequeño, como me di cuenta después.

Respiro de un lado, nada más. Mi lado derecho. Y aunque veía la costa en todo el tiempo que iba a la primera boya, me abrí muchísimo. Tanto que ya cuando llegué a la boya, marcando el primer kilómetro, iba hacia ella desde mar adentro y no costeando. El oleaje me meneaba y en toda la trayectoria, no podía ver aquella boya amarilla. Mi referencia fue la boya en la playa, colocada a la altura de la que estaba en el mar.

Nunca hubiera pensado que tan feliz iba a estar al ver aquella boya amarilla, que parecía un triangulo de queso, como en las caricaturas. Le di la vuelta e iba de regreso. No había manera de ver la boya pelotita desde la boya queso y me fui costeando, guiándome por la palapa de la playa, la cual estaba a la altura de la meta y la boya pelotita. El oleaje empezó a ser más fuerte y tanto que en varias ocasiones, casi me volteaba por completo cuando giraba la cabeza para respirar.

Empezando la segunda vuelta fue cuando empezaron los problemas. Anoté que la vaselina en mi nariz se estaba desvaneciendo porque en el km 2, empecé a sentir el ardor. Ya dando la vuelta a la boya pelotita, empezó a ser más fuerte la sensación. Para esto, el oleaje estaba más fuerte y a cada rato, cuando giraba la cabeza para respirar, me ganaba la ola.

Sentía como se arrastraban las piernas.

Sentía como mi brazo izquierdo no lo podía sacar tan fácilmente del agua.

Sentía como entraba la agua salada a mi boca y como me ardía hasta el oído.

Me repetía que mientras podía respirar, todo iba a estar bien. Todo iba a estar bien.

Pero como todo, llega un punto que te cansas.

Respirar de lado con la boca. Expulsar el aire con la nariz. Traga agua salada que pasa por la nariz. Respirar de lado con la boca. Expulsar el aire con la nariz. Ola que te cachetea y te obliga a tragar mas agua.

Nunca en mi vida había tenido que esforzarme tanto para respirar.

Y ya no quería respirar más.

Quería que ya se acabara. Quería llegar. Y no sabía si podía aguantar el cansancio que me estaba correteando. Es un rato nada más, me decía en mi mente, mientras se quemaban mis fosas nasales. Vas a estar incomoda un rato, nada mas.

Un salvavidas en un kayak me gritaba. Señalando con las manos, me indicaba hacia donde debo de ir. Cada vez que intentaba irme hacia donde me dirigía, me gritaba más. Me di cuenta que estaba abriendo y me fui de nuevo. Pensaba que me seguía en su kayak pero después de que ya no lo veía, me di cuenta que los cinco minutos que llevaba gritándome era porque yo no podía nadar de allí. Que nadaba y no avanzaba.

Mi fuerza se estaba disminuyendo.

Me daba coraje y sentía las lágrimas de enojo y frustración llenar mis goggles. Mis piernas ya no podían estar rectas. El oleaje me quebraba la forma. Peleaba contra las olas. Vamos. Tienes que aguantar.

Mas adelante, había otro kayak. El salvavidas me estaba señalando a salir. Había un señor en la playa, haciendo la misma sena. Para esto, ya me sentía como un invertebrado, mi cuerpo se estaba doblando por todos lados por el cansancio y el oleaje. Estaba tratando de impulsarme adelante con poco éxito. Mi lengua se sentía cruda, quemada por la acidez del sargazo.

Salí del agua y aunque estuve platicando de una forma ligera y animada con el señor de la playa, sentí una capa invisible cubrirme. No sabia que era pero me hundía en un silencio que no tenía nada que ver con el cansancio.

Estaba desilusionada conmigo misma.

El único final de este cuento que no había contemplado se estaba pasando y mientras llegué caminando, y no nadando, hacia las banderas de la meta, me colgaron una medalla que no sentía que merecía. No supe como explicármelo. Lo que si sabia era que este momento era mío. El coraje que sentía me pertenecía a mí y a nadie más.

Esperé hasta que llegué a casa para llorar.

--------------------------------

Citando a un director famoso, un compañero del trabajo me dijo que uno debe de hacer cine para sanarse.

Creo que escribir tiene la misma función.

Hoy, hice mi primera competencia de natación en mar abierto. Me reprochaba mi propia debilidad mientras caminaba de regreso a la meta, sin saber que eso es lo que hacía. Me doy cuenta, sin embargo, que no todo se puede en el primer intento. Y como Weinstock, yo también quiero salir del cuarto con un poco de mi dignidad intacta. Al confesarlo con estas palabras, siento que mi dignidad se recupera al saber que tarde o temprano, estaré en mar abierto, compitiendo, de nuevo.

4 comments:

  1. Fumiko
    Hay varias palabras en las que no estoy de acuerdo, tu eres una Súper Mujer y quiero recordarte que 5 km en el mar es para gente muy grande, y si el físico fue el que te impidió llegar....eso no es problema pues tu espíritu es muy superior a muchos atletas.
    Además no fue tu ultimo intento.... ahora hay que intentarlo de nuevo....ese es el camino.
    Mis felicitaciones.

    ReplyDelete
  2. Smelly cat!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! hahahah como taz mi querida fibra optica, te la estas pasando a toda madre vea? que bueno saludos desde la gran tenochtitlan.
    backloading

    ReplyDelete
  3. Mi querida Fumi. Es un placer leerte en este mundo tan impersonal, donde la manifestación del habla y del espíritu se manifiestan sin rostro y nombres.
    Solo quiero decirte que estoy sumamente orgullosa de tí, de tus logros, de tu lucha y de llegar siempre a cumplir tus metas. Es un placer y un orgullo ser parte de tu mundo y gracias por habitar el mio.

    Te dejo con unas palabras de TAGORE

    Tagore
    Donde la mente no tiene temor y la cabeza se mantiene en alto;

    Donde el conocimiento es libre;

    Donde el mundo no ha sido separado en fragmentos
    Por paredes estrechas y serviles;

    Donde las palabras salen desde lo profundo de la verdad;

    Donde la lucha extenuante estira sus brazos hacia la perfección;

    Donde el fluido claro de la razón
    No ha perdido su camino en las arenas monótonas del desierto del hábito mortal;

    Donde la mente es guiada hacia delante por Ti, dentro del pensamiento y la acción eternamente amplios.

    En ese cielo de libertad, Padre mío, deja que mi planeta despierte.

    Un abrazo y beso grandes.

    Yvette

    ReplyDelete
  4. Fumi.......... animo, en verdad que te felicito, eres una mujer triunfadora, tienes la decision de participar en este evento y a pesar de lo adverso de los resultados, el objetivo de cumplir un objetivo es para que te sientas una campeona, sigue adelante

    fernando zamora

    ReplyDelete