Sunday, June 5, 2011

Sobre drogas y montañas rusas: Cronica Fumikense del nado de 10 Km Por la Libre Cruce de Isla Mujeres a Cancún 2011 (4 de junio de 2011)

Hay una naturaleza muy delicada de las emociones humanas. Hay algo bella y mala y poderosa toda a la vez que la hace una maravilla para presenciar.
Te puede hacer o deshacer.
Una vez, alguien me dijo que era difícil vivir la vida pero más cabron quitártela. Me lo dijo una persona que, con una pistola cargada, la metió en su boca con toda la intención de jalar el gatillo.
No lo hizo.
Y son estas decisiones que llevas contigo, sabiendo que has ganado contra los demonios, aunque sea por un ratito. Pero cuando encuentras este algo, aquella chispa que te alumbra el camino y espanta a las sombras, revelando tu camino, empiezas a entender que la respuesta siempre ha estado en algún rincón muy dentro de ti.
Mis propios demonios también ambulaban por doquier. Una montaña rusa de tristeza, miedo, frustración y algo de coraje me perseguían durante las últimas semanas. Tampoco me ayudaba que una semana antes, me fui a nadar a Las Perlas y nada más pude hacer tres vueltas del circuito; mi intención era hacer 15. Estaba tan asqueada que tuve que salir por un rato. Era algo que nunca me había pasado. Cuando me sentía mejor, me metí de nuevo pero una vez que estaba hasta la cadera en agua, sentía el meneo del mar y dio nauseas de nuevo.
Era una bolita de emociones en la noche antes de la competencia. Y dado lo que paso la otra semana, decidí tomar un Dramamine. Por si las dudas.
A cada rato me despertaba. Mi boca se sentía salada y en una ocasión, me desperté pensando que iba a estar en el agua por cinco horas con esta misma sensación. Tomé agua pero no me aliviaba. Estaba entre mi cama, la refri y el baño por las siguientes horas. Cuando era hora, me vestí, comí y me fui en bici.
A las 5:00 a.m., un grupo de la Cruz Roja nos encontramos y fuimos al ferry. En cuanto llegamos, nos quitamos ropa, pusimos bloqueador, vaselina, guardamos nuestras cosas y subimos al ferry.
En el ferry, agarramos un lugar y fuimos disfrutando del viaje a Isla.
Pero yo no estaba tranquila. Cosas se removían dentro de mí. Pensé en todas las cosas que me pasaron en las últimas semanas. Todos los sentimientos que me consumían. Todas las cosas que no podía enfrentar con alegría. Miré al amanecer y al sol que se asomaba entre las nubes.  
Algo pasó. Algo se movió levemente dentro de mí.
Invité a estos sentimientos a invadirme. Dejé que la tristeza, el miedo, la frustración y el coraje me llenara.
Tómame, maldita sea. Si me quieres, tómame. Chinga tu madre y a la puta que te parió.
Sentí como todos estos sentimientos me llenaban y forcé a cada célula de mi cuerpo a comprimirse, hasta que todo lo que se quedaba era un hilo delgado, tan delgado como un cabello.
No me vas a quebrar.
En Isla, esperábamos el arranque. Y esperábamos. Y seguíamos esperando.
A casi las 8 de la mañana, casi una media hora después de cuando debíamos de haber arrancado, mi oleada fue llamada a bajar al agua. Mis nervios estaban por todos lados pero si iba a hacer esto, iba a hacerlo con gracia.
Arrancamos.
Me acomodé a mi ritmo y quería mantenerlo, sabiendo que había la posibilidad de náuseas y que el corriente estuvo fuerte. Tenía que controlar mi cuerpo y ser amable con el así que dejé que la gente me pasara. El mar meneaba y estaba bronco pero concentré en el fondo del mar y observaba como, aun con el corriente, siempre hacia los mismos patrones en la arena.  
Era durante esta observación que solté al hilo de sentimientos no queridos. Me despedí de él.
Pasé al museo de esculturas subacuáticas, una exhibición de 400 figuras de tamaño real, ubicadas unos 9 metros debajo de mí. Me sacaba de onda verlas allí y me hizo nadar un poco más rápido. Sentía que una de las esculturas iba a nadar hacia mí y agarrarme la pierna.

Concentré en la arena y en el fondo del mar, mientras ubicaba las boyas arriba. Fue entonces cuando pensé en una entrevista que vi del actor Willem Dafoe sobre su experiencia en la película “La última tentación de Cristo.” Había dicho de broma que le gustaría comprar una propiedad arriba de una colina con una vista maravillosa y poner una cruz allí. Cuando la gente se siente como que sus problemas son demasiados, les cobraría para atarlas a la cruz. Lo dijo porque cuando filmaron aquella escena icónica cuando estaba sobre la cruz, comentó que aunque estaba tan incómodo y desnudo y tenía frio, pudo apreciar la vista increíble del valle abajo. Esto lo hizo darse cuenta que tan insignificante eran sus problemas.   
Y así, tal cual, me di cuenta que todos mis problemas y frustraciones eran tan pequeños e insignificantes. Lo que se hizo, ya esta hecho. No hay vuelta atrás.
Supe que tenía la piel de mi brazo lastimada por el roce constante contra mi traje. Supe que mis fosas nasales se quemaban con el agua salado. Supe que la cuerda de mis tapones de los oídos me dejaba llagas en el cuello. Supe que a mis encías les faltaba sensibilidad por el contacto con tanto salado. Supe que iba más lenta que nunca. Supe todo esto. Pero todo se me hizo tan irrelevante de repente.
Todo lo que me importaba en este momento era que estaba extremadamente gaseosa. Sentía como las burbujas levantaba el traje sobre mi trasero. Cuando giraba la cara para respirar, me preguntaba que carajos había comido para hacerme tan apestosa.
No estaba cansada así que pensé en todas las posibles comidas culpables y seguía con singular alegría.
¿Cuanto tiempo llevaba nadando? Estaba usando mi Garmin para guiarme de regreso a la meta pero no quise ver el tiempo.
Llegué a la segunda boya naranja y había aceptado desde hace rato que era la última nadando. Cuando me acerque, vi más nadadores yendo hacia la boya y ya una persona agarrado de las cuerdas: era Rodrigo de la alberca. Agarré un nudo de la boya y comí un gel. Me di cuenta que el corriente estaba mucho más fuerte de lo que pensaba y supe que menos que si querría sentir asqueada, era mejor que me mantuviera en movimiento. Comí y me fui.
Unos 15 minutos después, se me acercó un barco.
“Te vamos a sacar del agua. Se terminó la competencia.” Pude haber seguido pero tenía curiosidad. Subí las escaleras. Rodrigo ya estaba a bordo.
Me enteré que ni siquiera había llegado al primer relevo, en el km 3, y llevaba como 2 horas 20 minutos en el agua. Corte de tiempo era a las 4 horas 30.
Me quedé en estado de shock. Mi tiempo de nado era horrible.   
Que mal se siente ser la última.
Pero miré alrededor de mí y vi que todavía seguían varias personas en el agua donde me recogieron. Que raro. No todos pueden ser tan lentos.
Había un señor en mi barco que me dijo que había hecho Bacalar y Puerto Morelos. Preparó para el Cruce, nadando seis días a la semana, haciendo cinco kilómetros diarios.
A él lo recogieron antes de mí.
Más y más gente fue levantada en la zona. Una señora que estaba a bordo de otro barco estaba vomitando violentamente al mar. Otra señora me dijo que había vomitado varias veces durante la competencia. Se quedó igual de verde como su traje.
Te amo Dramamine.
Fuimos llevados a un barco más grande donde todos a bordo se veían inmensamente miserables. Más que uno se veía como que la cena de la noche anterior iba a ser parte de las primeras planas.  
Escuché a unos nadadores experimentados comentando que esto fue la primera vez que los habían sacado de una competencia.
Y luego una sorpresa: Fer Maratón, un nadador y triatleta fabuloso, estaba arriba de una moto acuático, con una mirada miserable.
¿Que se esta pasando?
Ya sobre tierra firme, el barco entero y yo cruzamos de un lado de la meta para no activar nuestros chips. Claudia, Mari, Andres y Roberto me estaban esperando. Aún cuando me felicitaban, les dije, algo sacada de onda, que no había terminado. No importa; me abrazaban de todos modos. Y luego, otra sorpresa aún más grande: nuestros amigos, todos nadadores muy fuertes, aún no han llegado.  
Ya se había corrido cuatro horas.
A las 4:25:29, Dami llegó. Sus ojos estaban bien marcados por sus goggles. Empezaron a presionar tanto contra su cara que causaron una succión sobre sus ojos, jalándolos. Se había terminado por orgullo y juraba que jamás vuelva a hacer esta carrera de nuevo.
Llegó en sexto lugar de su categoría. Lugar 55 general. Es la misma persona que hizo la carrera el año (de Cancún a Isla) en 2:11.   
Joaquín llegó un poco después.  
Ellos dos son los únicos que conozco que terminaron. Ningún otro conocido mío lo ha podido hacer.
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Bajando de las embarcaciones, vi a mis amigos llegar, uno por uno, muertos, un poco tristes y más que nada, desilusionados.
Fue entonces cuando vi a un nadador, uno de los pocos quienes terminaron la carrera, al cual cargaron para ponerlo sobre el tapete de la meta: era un doble amputado, con nada más 25 cm de cada pierna. Mientras todos aplaudieron a este hombre, supe que si no pudiera apreciar lo que tengo, sería la cínica más grande del mundo.
Y todo esto regresa a las decisiones que tomamos. Que decidimos hacer con nuestro tiempo. Quién o que tiene prioridad. Que es importante.
Pude haberme quedado trepada sobre la montaña rusa de emociones y dejarme guiar por la tristeza. Pude haberme anclada al fondo de mi abismo emocional. Mi amigo pudo haber jalado el gatillo. El doble amputado pudo haberse quedado en una silla de ruedas. Pude haber elegido no hacer esta carrera, desistir y optar por lo que era cómodo.
Pero no lo hice. Y ellos tampoco lo hicieron.
Soy una triatleta. Pero antes de esto, soy una humana y una mujer. Y me acuerdo de la esencia que nos hace completos. Que estos elementos nos recuerdan de nuestras fallas y nuestras fuerzas. Que la felicidad no se puede existir sin la tristeza. Que estos elementos son importantes pero sirven nada más en el momento que se presentan.
Que todos tenemos el poder de elegir. Y elegí bajarme de esta montaña rusa.  
Gracias a Dios por Dramamine.

3 comments:

  1. Marilupe Priesca de OvandoJune 5, 2011 at 7:55 PM

    Mi querida Fumi... cada dia te admiro mas... de verdad y de corazon te digo, eres un ejemplo a seguir.
    un abrazo con todo mi cariño, a la personita mas interesante que he conocido en mi vida...
    tqm
    Marilupe Priesca

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  2. Hola Fumi:
    Excelente texto. Admirable tu coraje y sensibilidad.
    Sigue así de valiente.¡Eres una vencedora!
    Mucha luz y suerte en tu camino.
    Daniella Khoory

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  3. Que sincero y conmovedor, gracias por permitirnos vivir contigo todas tus experiencias tan extremas. Sigue asi viviendo la vida tan intensamente. Erika

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